Entre los 11 y los 16 meses aproximadamente los
niños se lanzan a andar. Algunos dan dos o tres pasos (sin apoyo) diarios
durante un par de meses antes, sin embargo otros apenas dedican a este
precalentamiento unos días cuando ya se sienten seguros en su capacidad para la
marcha. Los meses anteriores de gateo (en general 4 ó 5) le han aportado una
base segura para el buen desarrollo de la marcha. Si le hemos permitido andar
agarrado (al sofá o mueble, él solo) venciendo nuestra tentación de llevarlos de las manos, le
habremos ayudado a asentar las habilidades necesarias para una bipedestación
segura y sana.
Ahora, de nuevo, es importante que le permitamos
moverse en libertad, siempre siendo un apoyo en los momentos necesarios: que se
muevan, investiguen, se atrevan… a riesgo de que se den un golpe o que se
frustren por no conseguir lo que querían. Sólo así nuestro hijo dejará de tener
miedo a lo que hay a su alrededor.
1. Me subo y me bajo del sofá.
Incluso antes de empezar a andar los bebés pueden bajarse del sofá sin mayores
problemas. El único requisito que hace falta es que ya sean capaces de
sostenerse de pie agarrados a las superficies (sofá, mueble, cama). Le podemos
mostrar que para bajarse es necesario hacerlo de espaldas, colocándole las
rodillas al filo del sofá mientras están a gatas. Deslizamos su cadera hacia
abajo y “pum” ya está en el suelo. Una vez aprendido nunca intentará bajarse de
cabeza.
Una vez que saben andar, si el sofá es muy alto se
les puede enseñar a utilizar una banqueta pequeña para que les sirva de apoyo.
Otra opción, que yo utilizaba de vez en cuando, era mostrarle mi pie para que
se apoyara, entonces lo alzaba lo suficiente para que él realizara la siguiente
tarea de encaramarse.
2. Me meto y salgo de una caja. Siempre es bueno tener una caja de cartón en
la casa, con ella se pueden hacer infinidad de juegos. Entre otras cosas les
fascina entrar en ellas. En vez de alzarlos de las axilas y colocarlos
dentro, podemos ayudarles a entrar:
ofrecemos nuestra mano para serviles de apoyo, con su otra mano agarran un
lateral de la caja, alzan una pierna hacia atrás y luego la otra.
3. Atravieso superficies bajas.
Coloca un hulahop en el suelo, en mitad de su camino. Observa qué hace para
pasar por encima. Quizás esté buscando un punto de apoyo, puede que te pida
ayuda: si le ofreces una mano pasará por encima sin problemas. El quicio
inferior de la puerta de la terraza también sirve para este juego: quizás
encuentre el punto de apoyo en el filo de la puerta. Fíjate que pronto lo hará
sin apoyo, un pie y luego el otro, con sus brazos levantados.
4. Subo escalones. Es
importante que le permitamos subir escalones, estando un adulto siempre a su
lado. Aunque ya sepa andar puede que lo haga a gatas, déjalo, no hace falta
obligarlo a hacerlo de pie hasta que él se sienta seguro: en la iniciación de
la marcha pueden utilizar también el gateo durante un tiempo, es normal. Cuando
quiera hacerlo de pie, le agarramos de una mano mientras con la otra él agarra
la baranda de la escalera. Cuando empieza a dominar la técnica querrá hacerlo
él solo agarrado con sus dos manos a la baranda. Aliéntalo y felicítalo por ser
tan valiente.
5. Que te pillo.
Cualquier juguete que consiste en una barra de madera rígida en uno de cuyos
extremos hay un patito/cochecito con ruedas, o una rueda grande con una pelota
sonora dentro… La idea es que el niño empuje el juguete mientras anda, requiere
un grado más de coordinación. Algo más adelante se interesará por arrastrar
juguetes sujetos por una cuerda.
6. Lanzo la pelota. En
general, en esta franja de edad no suelen dar patadas a una pelota. Incluso
cuando se la lanzas con un puntapié, la recogerá con ambas manos e intentará
lanzarla. Al principio caerá en cualquier dirección, incluso hacia atrás. Con
la práctica será capaz de conseguir golpear su objetivo.
7. Me escondo. Fomenta el
desarrollo de su marcha jugando al escondite, uno de los juegos estrella. Si
sales corriendo a esconderte, además de provocar su excitación y alegría, te
buscará por toda la casa sin dudarlo: poniendo algún obstáculo en el camino
(una silla que tenga que bordear, una mesa para pasar por debajo) aumentamos su
campo de acción psicomotriz.
8. Caminar sobre diferentes superficies.
Siempre que tengas oportunidad, permítele que experimente (a ser posible con
pies descalzos) distintas superficies: una alfombra de la casa, el césped, la
arena mojada, la arena seca, con piedrecitas en la montaña, en cuesta arriba/abajo…
Además de ser beneficioso para la fisiología del pie, él aprende cómo debe
acomodar su cuerpo para adaptarse a dichas irregularidades.
9. Pompas de jabón. Otro de
los juegos estrella. Les fascina mirarlas volar y explotarse. Pero sobre todo
intentar cogerlas, yendo detrás de ellas, estirándose hacia arriba para
esperarlas caer… Más adelante ellos también querrán soplarlas.
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Montserrat Reyes
Particularmente a mi pequeño Luis Francisco, le encanta que su mamá y yo juguemos al escondite. Sobre todo, cuando yo hago de mounstruo y ella le sirve de socorro. Éste juego lo alborota, Luis rie a carcajadas cada vez que me descubre y yo lo persigo por la casa hasta los brazos de su protectora.
ResponderEliminarIntentaré con las pompas o burbujas de jabón.
Muy interesante el blog.
Aprovecho la ocasión para invitarlos a visitar mi blog Opiniones: http://ambrosiorodriguez.blogspot.com/
Estimado Ambrosio, nos alegra que este blog pueda serviros a ti y a tu familia. Seguro que tu pequeño Luis le van a gustar mucho las pompas de jabón.
EliminarUn abrazo y gracias por invitarnos a su blog.
Atte, Montserrat Reyes