La principal característica de esta etapa es un
impulso vital de autonomía. Los
padres advertimos claramente el momento en el que empiezan a responder con un
“no” a nuestras peticiones. Antes no ocurría, aceptaban de buen grado cualquier
situación ofrecida “ahora a comer, ahora te voy a bañar, ahora vamos a la
calle”. Y es que el conocimiento y dominio de su cuerpo se ha ampliado de forma
significativa: andar, correr, arrojar, patear, subir, bajar, comer sólo,
quitarse la ropa….. Esta necesidad de independencia trae consigo un deseo de responder a su voluntad casi
inmediatamente; si ésta no es satisfecha cuando ellos lo requieren, vivenciamos
las tan temidas pataletas. Se produce en
esta fase un choque de voluntades entre padres e hijos: comenzamos a poner los primeros límites.
Todas estas reacciones tan tediosas para los padres
son normales y deseables para su sano desarrollo. Alrededor de los 2 años surgen impulsos de
autonomía y diferenciación. A raíz de aquí formarán su primer registro de poder personal (yo
puedo, yo sé, tengo valor). El ser conscientes de esta delicada fase
nos ayuda a ser pacientes y amorosos (aunque a veces nos traicione el cansancio
y no lo seamos tanto; lo importante es no mantener una actitud de reprobación y
crítica constante). Debemos tener
cuidado con etiquetarlos (ahora y siempre) “es un protestón”, “es un llorón”…
o hacerlos sentir culpables “me sacas los nervios de quicio”, “estoy cansada de ti”…
En cuanto a los
límites, cabe recordar que todavía tienen una limitada capacidad para asimilar y recordar órdenes; quizás
tengamos que repetirle la misma regla varias veces para que pueda integrarla. Los
padres debemos practicar una firmeza… amorosa.
Otra característica de esta etapa tiene que ver con
la higiene y aseo personal. Una de las primeras proezas absolutamente
personales que los niños realizan es el
control urinario y de la expulsión de heces. Y anhelan ser reconocidos por
lo que producen y por su capacidad de dominio sobre lo que desean. Este período sensible exige, también apoyo,
comprensión y paciencia. Debe ser un proceso fluido, sin presiones y angustias
paternas. Siempre que se garanticen estas premisas, el logro definitivo del
control de los esfínteres ocurrirá cuando su sistema neuronal esté maduro para
esta habilidad.
Quizás las madres notemos que nuestro hijo se pega de forma insistente a nuestras faldas, requiere
nuestros brazos más a menudo y le cuesta mucho despegarse. Puede que también
observemos algo más de apego a su objeto de transición (chupete, peluche,
mantita…), que lo sienten como algo que forma parte de sí mismos y les da seguridad. Y es que en su “descubrir el mundo” y
desplegar su autonomía surge un miedo a
lo desconocido y a separarse de aquello que conoce y tanto quiere. Así que
frases como “tiene mamitis” o “está demasiado pegado” dichas con la intención
de expresar que algo va mal están fuera de lugar. Es normal requieran ese apego
y no debemos etiquetarlos y hacerlos sentir mal por un impulso innato que
poseen y que no pueden ni debieran evitar.
Juegos
para la Fase de Producción (F. Anal)
En esta fase nace el arte y la creatividad. Buscan
la aceptación y aprobación de sus logros individuales. A partir de los 18 meses
surge un deseo de pintar, dibujar.
1. Colocar
papel continuo sobre una pared. Ofrécele ceras para que raye y pinte.
Permítele que utilice la mano que quiera. Si le ofreces dos colores puede que
dibuje con ambas manos a la vez. Está pintando con el brazo, desde el hombro.
2. Coloca
un papel o cartulinas amplias en el suelo. Permítele que pinte con las ceras.
Rayas y garabatos. Está pintando con el antebrazo, desde el codo.
3. Cuando
tenga alrededor de 3 años, puede sentarse en una silla delante de una mesa y
colocar un papel sobre ella. Está
pintando con la mano.
Sus fantasías de explorar sus primeros productos
(heces y orina) pueden ser sublimadas jugando con agua, arena, barro,
plastilina.
2. En
la playa puede jugar con arena seca o a hacer castillos mezclando agua con
arena.
3. Plastilina
de colores (las hay comestibles).
4. Con
espaguetis cocidos (y fríos): permítele meter las manos en la olla para que
amase y meta los dedos entre ellos.
5. Te
puede ayudar a lavar un trapo en un barreño, jugando con la espuma, estrujando
el trapo…
Ya que en esta fase ocurren los primeros registros
de suciedad-limpieza y sentido estético, podemos concluir los anteriores juegos
invitándoles a ayudarnos a recoger y limpiar.
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Montserrat Reyes
Gracias Montserrat,
ResponderEliminarNos veo muy representados en tus palabras. Gracias por recordarnos con tus palabras algo que se nos olvida alguna vez por cansancio.
¿podrías aportar más juegos o alternativas lúdicas para esta edad?
Un saludo
montsejim
Gracias Montse por tu mensaje.
ResponderEliminarEs una etapa algo complicada también para nosotros. A veces no es fácil tener siempre en mente que lo que hacen no es por fastidiarnos. El cansancio nos nubla la razón. Por otro lado, poner límites tampoco es sencillo.
Respeto a tu pregunta, en la pestaña "A qué jugamos hoy" encontrarás juegos para la etapa 18 meses-2años. Ahora mismo estoy trabajando en 2-3años por lo que publicaré juegos para este etapa prontamente.