El
desarrollo de la psicomotricidad fina está íntimamente vinculado con la
evolución de la psicomotricidad gruesa. Alrededor de los 6 meses el bebé será
capaz de estar boca abajo apoyado sobre sus codos o manos (y su cabeza erguida)
pudiendo coger un objeto y manipularlo con una mano. A esta misma edad se
impulsará de tendido boca arriba a la posición de sentado tras agarrar
fuertemente tus dedos colocados sobre sus palmas. Sobre los 8 meses se sienta solo con la
espalda recta (antes también puede mantenerse sentado sin apoyo, pero la
espalda suele estar algo curvada), lo cual le posibilita manipular los juguetes
con mayor facilidad: se los pasará de una mano a otra, los entrechocará, dará
palmas. El gateo, que ocurre entre los 7 y 10 meses aproximadamente, le da
libertad para acercarse e investigar aquello que le interesa.
Observarás
que hacia los 8 ó 9 meses agarra los objetos sin utilizar toda la palma, es
decir, los dedos empiezan a realizar movimientos especializados. Hacia los 10
meses se interesa por las pelusas y migas: este agarre se denomina en “pinza”.
Alrededor del año será capaz de soltar los objetos, algo bastante complicado
hasta entonces; ahora se entretiene con pasión en meter y sacar objetos en
recipientes (juego de “continente-contenido).
La evolución
de todo el mapa sensorial está, obviamente, relacionada con el desarrollo
psicomotor fino. La coordinación ojo-mano-boca permite al bebé ser capaz de ver
un objeto, calcular la distancia a la que se encuentra y el tamaño del mismo,
para impulsar su brazo y colocarlo justo encima. Es entonces cuando debe abrir
la mano y agarrarlo con precisión, acercárselo a la boca e inspeccionarlo. Es
una tarea que en sus principios requiere mucha concentración y práctica para
ser dominada.
En los
Grupos de Juego proponemos actividades para que los padres observen todos estos
cambios en la psicomotricidad fina de sus hijos. El hecho de que los padres
sepamos identificarlas nos ayuda a reconocer qué juegos les interesan más y por
qué.
1.Tendido boca arriba cojo lo que me das. Cuando
todavía no es capaz de mantenerse sentado con la espalda recta, estando el bebé
de espaldas sobre una superficie blanda, ofrécele objetos de distintos tamaños
y materiales desde distintos ángulos: un globo medio inflado, un disco de
cartón, un dado grande de goma… Poco a poco irá aprendiendo a adecuar su mano a
las características del objeto ofrecido.
2.Sentado cojo lo que me das. Cuando sea
capaz de mantenerse sentado con la espalda recta, ofrécele los mismos objetos
desde su derecha, izquierda, arriba. Con este juego también fortalecemos su
musculatura cervical, dorsal y lateral, además del equilibrio, todos ellos
necesarios para el gateo.
3.¿Qué hay ahí dentro? Ofrécele un cuenco pequeño y
ancho con dos o tres piezas dentro. Observa cómo utiliza sus manos y dedos en
el momento de tomarlos y qué hace luego: ¿Lo golpea contra el suelo? ¿Los
entrechoca? ¿Los lanza? ¿Puede devolverlo al cuenco?
4.Cartón agujereado. Cuando observes que se interesa
por coger los granos de arroz o las pelusas de tu jersey, puedes fabricar tu
mismo un trozo de cartón agujereado de tal forma que por los agujeros quepan
sus dedos. Esta actividad les fascina y con ella experimentan la tercera
dimensión.
5.Dame-toma. Aprender a agarrar los objetos con precisión les
lleva meses. Una vez que dominan esta técnica, el hecho de “soltar” también
debe ser practicado. Alrededor de los 11-12 meses puedes jugar a ofrecerle
objetos que agarrará sin problemas, para luego mostrarle tu palma hacia arriba
y abierta “¿me lo das?”. Si no te lo da no es por egoísmo, es que le
“relajación prensil” no es tarea fácil. Dale tiempo y juegos para que lo
practique. También, como en el juego anterior, podéis sacar y meter objetos en
un cuenco.
6.Causa-efecto: el interruptor. Una vez que
empiece a utilizar el pulgar (al concentrarse en las pelusas) le gustará
practicar todo lo que se pueda hacer también con su dedo índice (el opositor
del pulgar). Permítele utilizar los interruptores de tu casa (probablemente no
hace falta que se lo muestres, él sólo lo habrá observado y se interesará por
iniciativa propia). Le ayuda a hacer deducciones de causa-efecto: si pulso aquí
se enciende la luz allí. Esta es también la época de señalarlo todo.
7.Los cajones de mamá. Es esta otra modalidad de tipo
de juego “continente-contenido”. Generalmente, tras dominar el gateo, entre
otras actividades exploratorias les suele llamar la atención los cajones y su
contenido. Permítele que lo abra y vacíe, puedes ir nombrándole lo que va
sacando (la camisa azul de mamá, los calcetines de papá…). Cuando ya esté más
evolucionada su capacidad de soltar, los sacará y querrá devolverlos a su
lugar.
8.Los espaguetis. Ofrécele espaguetis y permítele
que los rompa. Dale distintos tipos de papel para que experimente que cada uno
suena y se rompe de distinta forma. Vigila que no se meta los trozos en la
boca.
9.Quiero comer solo. Alrededor de los 11 meses
mostrará interés por los cubiertos cuando come con nosotros. Permítele que vaya
experimentando la acto de llevarse la cuchara a la boca, aunque en el camino se
caiga la comida que sostenía.
10.La botella y los macarrones. Esta vez, en
vez de un cuenco pequeño y ancho ofrécele una botella de plástico transparente
y de boca estrecha (i.e.: botella de agua vacía) y colócale al lado unos
macarrones. Cuando sea capaz de soltar este juego le fascinará.
11.Pasar páginas. Cuando le leas cuentos y se
interese por manipular el libro, permítele que pase las páginas. A esta edad
pasará tres o cuatro a la vez. No será hasta su segundo año que las pasará de
una en una.
12.Concierto en la cocina. Con una olla
y dos cucharones puede jugar a ser un batería. Observa si golpea ambos
cucharones a la vez (movimientos simétricos) o si va cada brazo por su sitio
(movimientos asimétricos característicos del final del primer año).
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Montserrat Reyes
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