Si observamos a un recién nacido comprobaremos que sus manos están completamente cerradas. Los pediatras testan los reflejos de nuestro hijo a las pocas horas de haber nacido. Uno de ellos es el reflejo de prensión o palmar: si el bebé está tumbado boca arriba y colocamos nuestros dedos índices en sus puños los agarrará con fuerza. Al tirar hacia arriba notaremos como el bebé intensifica la fuerza de su agarre y podrá quedar literalmente colgado de nuestros dedos. Este reflejo desaparecerá al segundo o tercer mes de vida.
Poco a poco irá abriendo sus manos. Alrededor de los dos meses comenzará a investigar sus manos metiéndoselas en la boca y jugará con ellas en la típica actitud de plegaria. Alrededor de los cuatro meses será capaz de dirigir su mano hacia el objeto que le gusta y asirlo para, probablemente, metérselo en la boca.
Se relaciona la destreza manual con el habla y la pronunciación. La conexión neurológica entre el movimiento palmar y de la boca se puede observar en los niños que empiezan a escribir: mientras que entrena esta habilidad el niño puede que saque la lengua o gire la boca cuando escribe o dibuja.
Así pues, cuando hablamos de psicomotricidad fina nos referimos al movimiento y destreza que los niños desarrollan con sus manos. Psicomotricidad gruesa está relacionada con movimientos generales del todo el cuerpo, tales como gatear, andar, subir escalones.
En los grupos de juegos realizamos y proponemos una serie de juegos para que el bebé tenga percepción de sus manos y las conozca en un principio, para luego ser las propias manos las que le ayuden a conocer otros objetos.
1. Cuántos dedos tengo. Tómale suavemente una mano y dile que vas a contar sus dedos a la vez que haces un ligero masaje en cada uno de ellos.
2. La perla. Con tus dos manos abraza las suyas y mantenlas escondidas. Dile que ahí dentro se esconde la perla más linda abriendo tus manos poco a poco. Entonces le das muchos besitos.
3. El dibujo. Acaríciale el dorso de su mano haciendo un dibujo: una flor, una estrella, la inicial de su nombre. Si tiene el puño cerrado lo abrirá.
4. Hago una X. El bebé tumbado boca arriba, agarra sus manos (si colocas tus dedos en sus palmas puede que te los abrace) y estira suavemente sus brazos cruzándolos por encima de su pecho de manera que formen una X. Sepáralos y crúzalos de nuevo colocando esta vez encima aquel brazo que quedó debajo.
5. Giro hacia ambos lados. El bebé tumbado boca arriba, agarrando sus manos estira suavemente sus brazos y gíralos hacia la derecha hasta que su cara esté totalmente ladeada. Ahora hacia la izquierda.
6. Me gustan los besos. Toma su mano o pon tus dedos índices en su palma para que el bebé te los agarre. Estira los brazos y empieza a darle besos desde las axilas hasta llegar a las manos, su dorso y palmas.
7. Actitud de plegaria. Junta sus manos delante de su cara. Si no es capaz de sostenérselas por sí mismo, juega un rato con ellas delante de sus ojos. Cuando el bebé logra por propia iniciativa agarrar sus manos y llevárselas a la boca reflelja la conexión entre sus hemisferios cerebrales.
8. Me chupo las manos. Permite que se chupe las manos. Antes de utilizarlas debe conocerlas. La exploración de los objetos en el primer semestre de vida de fundamentalmente oral.
9. Me dan un juguete. Colócale un juguete cerca de su mano. Si todavía no es capaz de dirigir su mano hacia él y agarrarlo (ocurre alrededor de los 4 meses), ponlo prácticamente en su mano para que él sólo tenga que abrir la mano y conseguirlo.
10. Agarro el juguete. Cuando su coordinación ojo-mano está suficientemente desarrollada sólo tienes que poner juguetes a su alcance para que él mismo dirija su brazo y colocando su mano sobre el objeto sea capaz de asirlo.
11. Masaje en los pies. Los pies forman parte del desarrollo de su psicomotricidad fina. Pronto topará con ellos y querrá conocerlos, los tocará y chupará insistentemente. Esta posición favorecerá posteriormente el giro. Masajéale los pies suavemente con un buen aceite esencial, le gustará y permitirá el reconocimiento de su esquema corporal.
12. Agarro mis rodillas. Cuando le cambies el pañal o después del baño, déjalo un ratito sin ropa para que le sea más fácil conocer sus piernas. Alrededor de los 4 ó 5 meses se agarrará las rodillas. Favorece este gesto colocando tu mano bajo su culete y elevándolo para que sea capaz de ver sus piernas y pies. Puedes completar el juego colocando una pelota inflable suspendida sobre su cuerpo y cuando le eleves desde la cintura haz como si le diera una patada festejando su logro.
13. Agarro mis pies. Una vez que domine colocar sus manos sobre sus rodillas y jugar con las piernas, será capaz de agarrar sus pies. El juego anterior favorece el conocimiento de sus pies. Permítele que los chupe todo lo que quiera. Quizás notes que al principio sólo los puede agarrar cuando está desnudo y no le molestan ni el pañal ni la ropa.
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Foto: Flickr - bionic teaching
Montserrat Reyes
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