Podemos entonces concluir que Tomás utiliza tres órganos para su concienzuda exploración: la boca, las manos y los ojos. De todos ellos, la exploración visual es la última que utiliza durante el primer año de vida.
Desde los 4 hasta los 8 meses aproximadamente, la exploración de los objetos es principalmente oral. El bebé guía su mano para alcanzar aquello que le interesa con los ojos, pero una vez que lo ha agarrado utiliza su boca para inspeccionarlo. A través de este gesto es capaz de adquirir propiedades como el tamaño, la forma, la consistencia, el volumen. Dejar que nuestros hijos se lleven objetos a la boca les permite aprender las características del mundo que le rodea. Si le prohibimos este gesto por sistema, estamos impidiendo que utilicen su más primitiva e instintiva forma de conocer su entorno. Deberíamos hacerlo sólo en caso de peligro para su integridad física. El niño seguirá utilizando la boca en la exploración de objetos, sin embargo poco a poco deja de ser la principal forma, siendo utilizada en conjunto con las otras dos. En general, un niño de un año y medio ha dejado de utillizar la boca con este propósito.
Desde los 6 hasta los 12 meses aproximadamente, la exploración de los objetos es también manual. Alrededor de los 6 meses su agarre es de tipo palmar y es capaz de hacerlo con una mano (antes se acercaba al objeto con ambas manos) lo que le facilita la manipulación. En esta etapa, además de llevarse el juguete a la boca, lo transfiere de una mano a otra, lo agita en el aire, lo golpea contra la mesa o lo arroja al suelo. De nuevo, todos estos gestos le dan información del peso, el volumen, la consistencia... Todavía al año y medio se puede observar esta tarea, sin ser predominante.
A partir de los 8 ó 9 meses aproximadamente, la exploración comienza a ser también visual. Es esta etapa la visión está ya muy desarrollada, son capaces de controlar los músculos que le permiten girar los ojos en todas direcciones. Realizan con gran eficiencia cualidades visuales como la fijación, el seguimiento y los movimientos sacádicos (movimientos en zig-zag que son importantes para el posterior desarrollo de la lectura).
A los adultos, que inspeccionamos el mundo principalmente a través de la vista, nos cuesta entender cómo un bebé puede hacerlo de otra forma que no sea con sus ojos. Sin embargo, pensemos cuando vamos a comprar un sofá, por ejemplo, cómo nos atrevemos a tocarlo para apreciar más características de este objeto y así decidir si lo queremos o no. Sin ser conscientes de ello, también apreciamos la realidad a través de varios sentidos.
Montserrat Reyes
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