11 dic 2011

El juego simbólico

“Mira mamá, un guante” dice Leandro, de 27 meses,  mientras le muestra a su madre su mano metida en una pequeña bolsa. Y sentándose a horcajadas sobre el brazo del sofá murmura “rum, rum, soy un motorista”. Coloca un muñeco de Pocoyo delante de él y le susurra que van de paseo.



"Mira mamá soy Nadal"
Según Piaget, este tipo de juegos ocurre alrededor de los dos años. Se caracteriza porque el niño  es capaz de ser o hacer cualquier cosa a través de su imaginación y fantasía: todo un salto en su desarrollo psicológico. Y en su inteligencia: pensar está íntimamente relacionado con imaginar. Cuando planificamos nuestras acciones o resolvemos un problema estamos, en definitiva, imaginando las alternativas y situaciones posibles.   

Hasta entonces se ocupaba de conocer las cualidades del mundo que lo rodeaba mediante la percepción de sus sentidos y el movimiento. El juego consistía en experimentar con las características físicas de los objetos y de su propio cuerpo: ¿siempre que lanzo el muñeco cae al suelo? ¿qué pasa si golpeo la olla con la cuchara?...

En las primeras etapas del juego simbólico  las acciones suelen ser aisladas. Valdría el ejemplo de María, de dos años, que diciendo que su bebé tiene hambre le introduce una cucharita en su boca.  Una vez su muñeca está alimentada, finaliza el juego. Más adelante ocurren combinaciones en secuencias: María baña a su muñeca, la viste, le da de comer y la acuna para dormir.

¿Qué otras conductas ocurren a esta edad que se relacionan con el surgimiento del juego simbólico?
1.       Explosión del lenguaje. Aumenta su vocabulario y mejora la articulación de la palabra. Habla lo que piensa (o lo que hace).
2.       Capacidad de representar. Es capaz de distanciarse de la realidad y representar mentalmente algo que ocurrió en otro momento.
3.       Sentido de su individualidad. Comienza a referirse a sí mismo como “yo”. Explora su independencia (creando inevitablemente conflictos con los adultos).

¿Cómo influye el juego simbólico en el desarrollo del niño?
1.       Desarrollo de la socialización. Facilita el conocimiento de los roles sociales, las relaciones familiares, de las diferentes profesiones.
2.       Desarrollo emocional. Piaget sostenía que este tipo de juegos ofrece al niño una oportunidad para resolver conflictos “si el niño tiene miedo a un perro, las cosas se arreglarán  en un juego simbólico, en el que los perros dejan de ser malos y los niños se hacen valientes”.
3.       Desarrollo cognitivo.  En el juego simbólico más elaborado (combinación de secuencias) se pone en marcha un proceso importante de comunicación, intercambio de ideas, declaración de intenciones…  

Al observar a nuestros hijos jugando a “hacer como si” obtenemos una valiosa información de cómo son, sus miedos, conflictos, preocupaciones, deseos…  No está de más sentarnos cerca de ellos, aunque intentando no intervenir. Y mucho menos criticarles o dirigirles. Si quieren que participemos, así lo hacemos, pero dejemos  sean ellos los que  dirijan el juego. Los padres, sin darnos cuenta, podemos enviarles información de que “así no es, se hace así”, cuando la fantasía y la imaginación ¡son libres!

Por otro lado, también las actitudes y costumbres de los adultos pueden verse reflejadas en su juego simbólico: cuando hace de mamá y frunce el ceño al darle de comer al bebé, cuando hace de papá y eleva la voz leyendo el periódico… Es una oportunidad para saber cómo nos ve nuestro hijo.

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Montserrat Reyes

2 comentarios:

  1. Hola mi hija de 14 meses "juega" a que toma comida de mi mano y la come, aparte de que la "comparte" con nosotros, es decir, hace como si estuviéramos comiendo todos, pero sin comida (se lleva a la boca, hace que mastica, etc). Es eso juego simbólico? es propio de su edad?

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  2. Muy interesante y bien explicado para conseguir estas mejoras diarias y hacerle cada vez más fácil su desarrollo, muchas gracias Montserrat

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