Definir qué es la comunicación no es fácil, sin embargo todos estaremos de acuerdo en que "no es simplemente hablar". Aún cuando el bebé en sus primeros meses de vida pasa la mayor parte de su tiempo durmiendo, esos momentos en los que está despierto y donde sólo hay ocasión para proveerle de cuidados físicos, son una fuente inagotable de comunicación. Sonreirles con amor cuando está despierto, sostenerlos firme y cuidadosamente mientras paseamos, cambiarles el pañal mientras le acariamos, vestirlos con delizadeza, susurrarle lo que lo queremos, cantarle una nana mientras se duerme... Y así es básico que hagamos estas cosas desde el corazón, como decía Winnicott, desde el placer.
El bebé es también un sujeto activo en la comunicación que se establece entre ambas partes. Como signos visibles citamos: desde el mes y medio sonríe como respuesta a nuestras miradas o palabras; muestra claramente su alegría (con movimientos energicos de brazos y piernas) cuando lo vamos a tomar en brazos o cuando nos dirijimos a él; fija su mirada con atención si nos acercamos a su cara; nos sigue con la vista y con la cabeza si nos movemos; alrededor de los 3 meses responde guturalmente con "ajjjjjjo" y "ahahahah" a nuestra conversación y hasta pueden emitir gritos para llamar nuestra atención.
Aunque los veamos tan pequeños y delicados, aunque pasen poco tiempo despiertos, aunque a simple vista no avance físicamente de forma rápida, tengamos en cuenta que el vínculo que establecemos con ellos será esencial para su adecuado desarrollo (J. Bowlby). El vínculo es comunicación: contacto piel con piel, acariciarlos, mirarlos, cantarles, besarlos...
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