Los embarazos serenos, felices, conectados, dan lugar a hijos más
felices, serenos, conectados... La ansiedad afecta al feto en el vientre
materno y tiene consecuencias... ¿Es demasiado tarde para tener un hijo
feliz si tuvimos ansiedad en el embarazo, si no nos cuidamos lo
suficiente, si seguimos trabajando como si nada hubiera cambiado en
nuestra vida, sin tomar conciencia de nuestro embarazo, ignorando lo que
crecía en nuestro interior? ¿Es demasiado tarde para esos bebés?
El
parto es fundamental para el niño... ¿Es demasiado tarde si el parto
fue mal, si acabó en forceps, ventosa, cesárea, si nos separaron de
nuestro bebé... Es demasiado tarde?
Los dos primeros años
del niño son fundamentales para la formación de su carácter, también lo
es haber tenido una figura de apego presente en su vida, haber sido
amados, respetados, cuidados conscientemente desde el primer momento...
Pero, ¿es demasiado tarde si los dos primeros años de nuestro hijo no
fueron así, si sufrimos depresión post parto, si tuvimos que volver a
trabajar muy pronto y desconectamos de él, si...?
Los miedos
inconscientes de la madre pasan al bebé, los "mama", los vive... ¿Es
demasiado tarde para él si no hemos hecho terapia, si la hemos hecho
pero aún tenemos una montaña de cosas por resolver, si su nacimiento nos
tocó una tecla que no sabemos volver a afinar?
Ahora sabemos mucho sobre la vida del bebé. Y del feto. Sabemos que
perciben, sienten, modelan su cerebro a partir de sus experiencias desde el
minuto cero. Se ha superado la idea de que son incompletos,
incapaces de sentir o percibir lo que ocurre a su alrededor. Se pensaba (y en consecuencia se actuaba) que los
niños empezaban a ser personas y a aprender a partir de los 2, 3, 4 años.
Cuando un niño tenía problemas, el problema era del niño, nadie se sentía
responsable de lo que le pasaba, nadie miraba atrás en su historia para comprenderlo.
Hemos superado eso. Sin embargo esta nueva y maravillosa información, que nos hace
conscientes de nuestra influencia en la vida de nuestros hijos, corre el
peligro de teñir nuestra vida de culpa. El afán de vida inmaculada,
pura, perfecta desde el origen, y sobre todo la
culpabilidad consiguiente cuando no se consigue (o sea...) nos conecta con una maternidad siempre en falta,
porque siempre podríamos haberlo hecho mejor. Nos conduce a preguntarnos, a veces con mucho dolor: ¿es demasiado tarde para mi hijo si sus o nuestras circunstancias
no han sido buenas?
Pues no, no es demasiado tarde. Los hijos están afinados como
diapasones con nuestra frecuencia, y los cambios que se producen en
nosotros se reflejan automáticamente en ellos. Se den cuando se den estos cambios. Las dificultades
atravesadas en cualquier momento de su desarrollo son puertas abiertas a
la maduración, y todo trauma se convierte, cuando lo encaramos, en la
posibilidad de entender algo esencial, de convertirnos en personas más
fuertes y seguras. Sirve para nosotros y para ellos.
Así que como están afinados con
nosotros, hemos de cambiar la pregunta "¿es demasiado tarde para ellos?"
por... "¿es demasiado tarde para mí?". Y buscar nuestro bienestar, independientemente de lo que haya ocurrido hasta el
momento. Renunciar a que el pasado empañe el presente. Y elegir, al
menos por un momento, relajarnos y sentirnos en paz, hacer cualquier
cosa que nos conecte realmente con el placer. "Nunca es tarde
para una infancia feliz". No recuerdo de quién era la frase, pero es
aplicable a todos. A nuestros hijos, si sus circunstancias no fueron las
mejores, y a nosotros. Juntos podemos construir, ahora mismo,
una nueva infancia feliz.
Lidia García-Fresneda
muy interesante, gracias!
ResponderEliminarGracias, de nuevo, por este post tan interesante. Es cierto que, como madres nos informamos y queremos hacerlo todo lo mejor posible para nuestros hijos. A veces, leemos alguna información que nos llega tarde y no podemos evitar ese sentimiento de culpa. Es necesario quitárnoslo del pensamiento cuanto antes y recordar que siempre estamos a tiempo.
ResponderEliminarGracias a vosotras por vuestros comentarios! Es verdad que la culpa es una de las emociones que más nos bloquea, en pequeñas y en grandes cosas, solemos perder más tiempo de la cuenta con ella...
ResponderEliminarPásate por
ResponderEliminarhttp://lacasitademiguelmanantiales.blogspot.com.es/2012/05/premio-liebster-blog.html
donde La Casita de Miguel te ha dejado un regalo.
Un abrazo
Gracias por este mensaje. Yo también empecé tarde pero llegué y se nota la diferencia.
ResponderEliminarGracias por tu mensaje, somos muchos los que sentimos que empezamos "tarde"... ¡Nuestros hijos son grandes estimulantes del crecimiento! No hay nada como tomar conciencia para ponerse en camino y, como dices, llegar.
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