9 ene 2013

El ejercicio libre vs gimnasia

El libro se titula "desplegándose". Con solo ver la foto de la portada ya se intuye un texto lleno de enseñanzas. Niños encaramados en un árbol parecen disfrutar del momento. Se observa en sus cuerpos relajados, sus posturas atrevidas, la confianza en sus posibilidades, el respeto hacia el grupo.

Elfriede Hengstenberg, profesora alemana de gimnasia, aportó a sus alumnos algo que iba más allá del mero pefeccionamiento físico: la conciencia de su cuerpo a través del movimiento libre y espontáneo, en quietud y en movimiento. Buscaba la independencia (tanto fisica como emocional) del niño a través del conocimiento de sus limitaciones (para superarlas) y de sus posibilidades.

Cuando recién se graduó y empezó a instruir a niños en sus habilidades gimnásticas, observó que fuera del alua los alumnos volvían a sus posturas insanas. Quiso ir más allá, que aquellos movimientos fluidos y sanos que aprendían se mantuvieran en su vida diaria. Trabajando con Elsa Gindler y Heinrich Jakoby, así como de sus intercambios con Emmi Pikler, desarrolló unas bases para su trabajo, y así lo hizo durante más de 65 años.

El libro está lleno de ilustraciones y explicaciones de sus actividades, con ejemplos de niños concretos. Hengsti (como la llamaban sus alumnos) seleccionaba unas tareas y se las presentaba al grupo de manera atractiva, aunque les permitía que explorasen e investigasen de forma libre: "les dejo que luchen solos con sus dificultades y no me inmiscuyo en lo que emprenden". Sólo cuando consideraba que sus pruebas individuales habían madurado hasta un cierto grado, se permitía dar explicaciones o propuestas.

Otra premisa suya era relacionar las actividades gimnásticas con las actividades de la vida contidiana. Se observaban en posturas habituales y entre todos aportaban ideas para mejorar esa actitud que bloqueaba la fluidez del organismo.


Su manera de manejar la torelancia frente a las frustaciones la explica en las siguientes palabras "siempre he tratado de ayudar a los niños lo menos posible. Si los mayores intervienen dierectamente con demasiada frecuencia los niños no se esfuerzan los suficiente. Si los niños se ayudan mutuamente raramente obtienen más ayuda de la  necesaria".

Las sesiones siempre estaban abiertas a modificaciones sugeridas y aprobadas por el grupo. Muchas veces ellos mismos proponían variaciones de los ejercicios, para conocerse yendo más allá.  Sabía que el interés en los juegos hacía que los chicos fueran más atentos y conscientes de su proceder. Hacía incapié en la cooperación, en respetar el ritmo de los demás, ya que otra premisa suya era permitir la exploración propia en un ambiente seguro, libre de presiones y juicios.




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Montserrat Reyes

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