8 ene 2013

El cerebro del niño (Siegel)

Lidia y yo nos confesamos seguidoras de los libros de Siegel. El título de la entrada es el de uno de sus libros que, en concreto, nos ayudó mucho a la hora de entender el cerebro de nuestros hijos y su desarrollo global. Pude comprender por qué mi hijo actuaba de cierta forma en determinadas situaciones y qué podía hacer yo para no impedir el sano desarrollo de su personalidad, en definitiva, de su cerebro. Y cómo no, para conseguir una relación sana y un buen vínculo entre los dos, como base para que mi hijo se sienta querido, respetado,seguro y pueda experimentar la vida sin miedos.

El siguiente texto lo he sacado del blog "Cuando no todos son TDAH".
El neuropsiquiatra Daniel J. Siegel y la experta en educación infantil Tina Payne Bryson han enseñado ya a miles de padres de todo el mundo a estimular la inteligencia emocional de sus hijos con el libro “El cerebro del niño”. Se trata de un método sencillo pero de fabulosos resultados que cosecha éxitos allá donde va porque sus revolucionarias estrategias no solo ayudan a los pequeños a crecer y desarrollarse, sino que también mejoran la conexión con sus padres.
En el libro defienden las bondades del “cerebro pleno”. ¿Qué es exactamente?
- Es un cerebro en el que las diferentes áreas, la izquierda y la derecha, la superior y la inferior, están coordinadas y equilibradas, perfectamente integradas.

¿Cuáles son sus ventajas?
- Es un cerebro integrado que permite a la mente crecer, ser flexible y resistente, y que además consigue que las relaciones personales se apoyen en la empatía, la compasión y la amabilidad.

¿Cómo ayuda a mejorar la vida interior del niño?
- Primero hay que saber ponerse en el lugar del otro. Así, el pequeño se podrá sentir seguro, tranquilizarse cuando esté angustiado y consolidar su identidad personal al reforzarse su sentido de pertenencia y empoderar su figura.

¿Y cómo actúa para mejorar la relación con los padres?
- La investigación revela que los niños criados desde el respeto se desarrollan de forma más óptima: abarcan todo su potencial intelectual y tienen mayor sensación de plenitud, con relaciones basadas en la empatía, más gratificantes y con emociones más equilibradas.

Con “El cerebro del niño” parece fácil reconvertir las rabietas infantiles en un momento de progreso familiar. ¿Es tan sencillo?
- Sí, pero no es fácil lograrlo. A veces las emociones de los padres no les dejan actuar con eficacia. Saber cómo convertir esos momentos difíciles en oportunidades de integración es la llave para optimizar las conductas paternas y conseguir buenos resultados con ellas.

Integrar ambos hemisferios cerebrales es clave. ¿Qué diferencias hay entre ellos?
- El izquierdo está especializado en el pensamiento lógico, lineal, lingüístico y literal. El derecho procesa la información de otra forma: siente lo que le transmite el cuerpo y es experto en la comunicación no verbal. Son muy diferentes entre sí.

¿Por qué tendemos a utilizar más el hemisferio izquierdo, la faceta lógica?
- Por nuestra educación y nuestra cultura, que prefieren el lado izquierdo debido a que sus enfoques son más fáciles de observar y medir. Los niños crecen reforzando con la práctica el hemisferio izquierdo, mientras que el derecho no se desarrolla con la misma intensidad y provoca que su acercamiento al mundo se haga desde su faceta más izquierda-lógica. Por eso, necesitan que sus padres usen el lado derecho para atender también a sus sentimientos. La teoría del apego seguro nos dice que para que un niño se realice en todas sus facetas, hay que dar respuesta a sus emociones. Y eso no se hace desde el hemisferio izquierdo.

¿Y por qué intentamos mantener desconectado el cerebro inferior, el instinto, cuando ha sido clave para la supervivencia y aún lo es entre los pequeños?
- En realidad no queremos apagarlo, sino integrarlo con el cerebro superior. Si ambas partes trabajan como un equipo, se habrá dado un paso importante para alcanzar la salud mental, mantener relaciones sociales saludables y ganar en flexibilidad y resistencia mental.

Las estrategias del “cerebro pleno” son distintas según la edad. ¿Qué diferencia a un pequeño de 3 años de uno de 10?
- Nuestro método sirve incluso para la edad adulta; lo que cambia es la manera de aplicarlo porque un niño de 3 años sigue siendo una criatura del hemisferio derecho: su capacidad lógica y lingüística o su pensamiento lineal está menos desarrollado que en un pequeño de 10 años, cuyo neuronas ya han creado más interconexiones en base a su mayor experiencia.

Las claves de “El cerebro del niño” parecen fáciles de aplicar pero, ¿no son solo teoría?, ¿garantizan los resultados?
- Por supuesto. Se basan en referencias científicas y sobre todo en la plasticidad neuronal, que estudia cómo el cerebro se moldea con la experiencia. Las estrategias que se dan en el libro permiten a los niños usar y practicar la empatía, la intuición, la reflexión, la comunicación y la toma de decisiones. La parte del cerebro que se refuerza con estas actitudes y prácticas es la corteza prefrontal media, que es la que controla las habilidades que integran la inteligencia emocional.

¿Eso significa entonces que es posible acabar con las rabietas para sustituirlas por un mar de calma?
- Cuando los padres utilizan las estrategias de “El cerebro del niño” dan a sus hijos la oportunidad de experimentar el tránsito de una reacción muy fuerte emocionalmente a una situación más estable. No se puede esperar que se terminen para siempre las rabietas porque son algo normal: los cerebros de los niños están desarrollándose y a veces tienen problemas para manejar las emociones. Por eso la meta no es acabar con los enfados, sino acompañar a los hijos, consolarlos y aprovechar para enseñarles y hacerles saber que pueden contar con nuestro apoyo.

vía www.levante-emv.com


Montserrat Reyes 

1 comentario:

  1. Tiene muy muy buena pinta!! Muchas gracias por aconsejar el libro! Sin duda sera una de mis proximas adquisiciones!! Un abrazo

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